domingo, 2 de octubre de 2011

CRISIS EN ALHAMA

Bueno, bueno. Después de las vacaciones de verano, por cierto, verano que no se acaba de ir. La normalidad vuelve a las calles del pueblo y a las de la nación. Y me refiero a lo que la sociedad entiende como normalidad. Esto es, colegios, y la lucha diaria por el rancho. En el pueblo ya ha comenzado la feria de 2011, que se prevé un poco menos concurrida que la anterior. Aunque aquí parece que la crisis no ha llegado. Cada vez que paso por delante de los bares y restaurantes más renombrados del pueblo, están a rebosar. El jueves pasado estuve comiendo en el restaurante La Masía, que aunque tiene nombre de casa de campo catalana, me atendieron dos ecuatorianos. Debe ser que son como el Barça, que se les llena la boca de catalanismo y sin embargo el 98% de sus jugadores no son catalanes.Por cierto, un dato para futboleros, el origen del otro equipo catalán el RCD Español se denominó así debido a la cantidad de extranjeros de la plantilla de FC Barcelona. Nada que ver con lo que nos venden.

Restaurante la Masía de Alhama de Murcia,
un lugar para estómagos fashion y cartera rechoncha
Decía que el jueves pasado comí en La Masía, que por cierto estaba muy concurrido, que no lleno y debo decir que gracias a las numerosas empresas que están trabajando en la reconstrucción de la nave de Elpozo que se quemó el año pasado. Y digo esto a juzgar por los mini logos de algunos polos de los clientes en lugar de la marca habitual. El menú no fue gran cosa, un arroz negro, un revuelto de verduras, unas almejas, agua y unas cervezas, total 7. Éramos cuatro en la mesa, y debo decir con total indignación que las cervezas "caña" que nos sirvieron nos las cobraron a 1 euro el vaso, sin embrago, el vaso estaba por la mitad, y no hablo de un vaso grande tipo sidrero, no. Hablo de un vaso pequeño tipo chato de vino, de esos que hay en todas las casas y se les da con ellos agua a los niños chicos.


El revuelto de verduras para cuatro, consistía en un único plato con dos, (aunque parecía uno), huevos estrellados y trazas de alguna seta, pimiento y lo que parecía ser un trozo de berenjena. Eso sí, en un plato enorme decorado con una lluvia de pimentón dulce, o colorante alimenticio. El plato estaba para una foto, pero no para cuatro personas. De las almejas al ajillo, qué decir. Por vergüenza creo que comí tres ya que en la fuente donde las sirvieron habría unas doce ó trece.

En cuanto al arroz negro la base era de verduras con un fuerte sabor a apio que neutralizaba, aunque debería decir destrozaba, el sabor a calamar y a su tinta. Acompañaban con Alioli el plato, sin embargo sólo trajeron un minúsculo recipiente tipo mortero con un par de cucharadas de postre de ajo y una hoja de perejil. Después, sin postre y con sólo un café por comensal nos trajeron la cuenta. 98.60 euros del ala.

Eso sí, acompañada de unos detalles helados de la casa Frigo y que se componían de unos bombones Magnun con caramelo. El pan tostado, que estuvo omnipresente durante toda la comida y que traían sin ser pedido, se acompañaba con hilillos de aceite (de oliva al menos) y que cobraron a 1 euro la rebanada. (!). Francamente cada uno en su negocio puede cobrar lo que le apetezca, para eso existe el mercado libre, pero abusar racaneando en el servicio que se presta y con las cantidades que se sirven a los clientes por muy bonito que quede el plato, es perder no un cliente si no muchos clientes, ya que no sólo no voy a volver a comer nunca más en ese lugar, si no que cuando toque recomendarlo hablaré pestes de él.. Y es que si a  la crisis le añadimos la racanería, la avaricia y  el beneficio en detrimento de la calidad y cantidad, el negocio tiene muy poco futuro.

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