Confieso que no acabo de cogerle el punto a la multiculturalidad. Resulta que la televisión pública catalana se ha puesto a jugar a las ejecuciones sumarias. Fue en un programa llamado Bestiari Il.lustrat y todo transcurrió en clave de humor, con risitas desenfadadas, el estilo Albert Om. La presentadora ríe las gracias e incita de vez en cuando, aunque se nota que es humanista: refuerza la idea de que su invitado no mataría a Sostres ni a Millet. Sólo tiros en las rodillas. A Sostres en una. A Millet en las dos. Subraya que al Rey, este Jair Kevin de Jesús la daría la posibilidad de poner tierra por medio antes de pegarle cuatro tiros. Entre risas y buen rollito. Qué prodigio de sutileza el caganer.
No es casual que el momento de oro de la vida de este tipo fue cuando escribió (en compañía de otros) la letra de ‘Baila el Chiki-chiki’, el tema que representó a España en Eurovisión interpretada por el inefable Chikilicuatre. La España más cutre, la caspa más espesa, sus crímenes más representativos son los de sus nacionalismos periféricos. Más, cuanto mas radicales. Reparen en su deseo de disparar en la rodilla a mi colega Sostres. Reproduce el tratamiento que hace treinta años, sus añorados militantes de Terra Lliure, a quienes la iconografía de este programa rindió homenaje, dieron a Federico Jiménez Losantos exactamente el mismo tratamiento que este tipejo prescribe para Sostres. Boadella se lo recordaba en su post scriptum al presentador tontito y sonriente:
En su carta hace usted una mención que considero poco adecuada referente al colega Don Jiménez Losantos. Debo recordarle que se trata de un eminente terapeuta que trabajó en momentos difíciles durante los inicios de la epidemia y que ustedes los pacientes, no solo no agradecieron su desinteresada colaboración sino que despreciando todo tratamiento preventivo, lo ataron a un árbol y le pegaron un tiro en la rodilla. Es comprensible que este facultativo desplazara posteriormente su labor a otro lugar más oxigenado y menos afectado por esta clase de dolencias.
Tal vez tendría que haber diversificado sus métodos. ¿Qué tal una bomba en el pecho a lo Bultó para alguno de ellos? Qué pena que no se les haya ocurrido, ni a él, ni a la presentadora del sombrerito panamá. Qué risas
El Mundo lo cuenta así:
La escena tiene lugar en un bosque. Jair Domínguez y la presentadora del programa Bestiari Il·lustrat, Bibiana Ballbè, contemplan las caricaturas en tamaño real del Rey, Sostres, Millet y el príncipe Carlos de Inglaterra. Se trata de algunos de los personajes más odiados por Domínguez, que, entre otros hitos literarios, ha escrito la novela Hawaii Meteor -donde cuatro terroristas emprenden «un viaje suicida para matar al Rey de España y proclamar unilateralmente la independencia de Cataluña»- o participado en la elaboración de la letra del Baila el Chiki-chiki, la canción que representó a España en Eurovisión en 2008.
La directora del programa, Mai Balaguer, dimitió anoche y TV3, que retiró el espacio de su página web, «lamentó que las imágines y el contenido hayan sido ofensivos y hayan herido la sensibilidad de personas e instituciones».
El programa del martes fue sobre la violencia. Lo que sigue es una transcripción textual de la conversación entre Ballbè y Domínguez. Comienza la entrevistadora:
- Ahora, aquí tienes a una panda de amigos, que seguramente les dispararías bastante a conciencia.
- Yo creo que sí. Mirándolos…
- ¿Por cuál empezamos?
- Hostia… Empezamos… A ver, veo que hay dos catalanes y dos extranjeros…
- Empezamos por casa.
- Empezamos por casa, siempre… Ostras. A Sostres, me parece que solo le pegaría un tiro en la rodilla.
- No le dejarías morir…
- No. No le dejaría morir.
- Le dejarías cojo.
- No, porque es un tío que creo que hace falta. Es necesario para Cataluña. Diría que es el Cristiano Ronaldo de Cataluña. Porque es un tío que todos lo odian…
- Pero todos lo leen.
- Pero todos lo leen. Para ver qué barbaridad dice. Porque las dice de la altura de un campanario, la verdad. Es un bestia. Y desde que escribe en EL MUNDO, todavía se pasa más. Por tanto, un tiro de advertencia para que no se pase tanto.
- Vale.
[Se escucha un tiro. Cada vez que sucede, la cámara enfoca al mural y se ve la sangre].
La conversación entre la presentadora y su invitado continúa.
- ¿Por dónde seguimos? Por casa.
- ¿Seguimos por casa? Fèlix Millet.
- ¿Has robado mucho, tú, o qué?
-No, no mucho. Alguna cosa. Fíjate qué pedantería estoy a punto de decir. Algún libro… ¿y qué más? Y un reloj, robé. Un reloj de pulsera de tres euros de color rosa, que me hacía mucha gracia.
- A ti te haría gracia que robasen un libro tuyo, seguramente.
- Hombre, me encantaría. Ahora que está digital, el último libro… Es tan fácilmente pirateable.
- Lo regalas.
- Tan fácilmente… No lo regalo porque si no la editorial me corta los huevos, pero es fácilmente pirateable.
- ¿En la caja no has metido nunca la mano, eh?
- No. Y de una manera tan cutre como hizo este hombre tampoco. Es una cosa vergonzosa, y se merece un par de tiros en las rodillas, también, Millet.
- ¿Pero no le matarías, eh?
-No, no le mataría, no le mataría. Es mejor que pase una vergüenza terrible lo que le quede de vida que no acabar con las penas de este hombre. Un tiro a cada rodilla, o a cada tobillo, que tarde más en curarse.
- Vale.
[Se escucha el disparo y vuelve a verse la sangre, esta vez a la altura de los tobillos del dibujo].
En última instancia, le toca el turno al Rey Juan Carlos y a la Monarquía.
- ¿Por dónde seguimos? ¿Por la Monarquía?
- Sí. Hay dos.
-¿La nuestra…? Bueno, la nuestra, claro…
- No, la suya. Pero de momento es nuestra también. Y además va armado, el tío.
- Sí.
- Creo que es una lacra, la Monarquía. La que sea. Esta monarquía nuestra… Esta monarquía española tan cutre… No sé. Ellos mismos se retratan.
- Tú eres antimonárquico.
- Totalmente. Me parece que es una cosa… Me hace gracia la gente que dice: «No, no, el Rey no tiene poder de decisión, sólo es una figura, icónica»… Y pienso: «¿Qué puede tener más peligro que una figura icónica?». Un tío que se representa con una corona. Hostia, un tío que es soberano, que podría salir a la calle a pegar tiros, y no pasaría nada.
- Pero no lo hace.
- No, no lo hace.
- ¿No te despierta cierta simpatía, el personaje?
- No, ningún tipo de simpatía.
- Tendría que dejarlo y marcharse lejos. Si no, le tendríamos que pegar cuatro tiros.
- Pero le dejarías marchar, ¿eh? Si dijera: «Me marcho».
- No, eso sería perfecto.
- Sería perfecto…
- La violencia siempre es la última opción, es una opción, pero siempre es la última.
[De nuevo se escucha un tiro].
El fiscal, ¿no tendrá nada que decir de esto. A Mas le hace falta una cruzada para defender la libertad de expresión amenazada.
Fuente: El blog de Santiago González
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