martes, 10 de julio de 2012

SEBASTIAN Y LA FREGONA

Ayer estuve en una fiesta de cumpleaños y observe como un padre llenaba globos de agua a los niños de la celebración. Estos estaban jugando en un recinto, mitad enlosado y la otra en cementada.

Este padre es libre, atento y servicial llenando los globos a toda la chavalería mientras el resto de padres están atentos a las viandas. A primera vista es un buen servidor a la causa infantil. De la libertad debemos pasar a la responsabilidad, su hijo rompió un globo en el enlosado, se resbalo y cayo al suelo, tuvo que recogerlo y atenderlo su madre que está convaleciente de una mano... Sebastián, que así se llama el llenador de globos, siguió haciendo su faena.

¡Ay! Sebastián, sebastián... que te sale la vena mora
Sebastián desde su libertad nunca coartada ni amenazada por el anfitrión de la ceremonia, no se responsabilizo de sus actos y de las consecuencias de sus actuación. El campo de juego de los niños se fue expandiendo, ahora están llegado donde están los invitados comiendo. Un globo con tres litros de agua se rompió frente a la cámara frigorífica, a primera vista todo el mundo pensó que el agua era del refrigerador, se vieron restos del globo explotado flotando por el suelo. Una mujer del grupo tuvo que recoger el agua con la fregona. Sebastián no fue capaz de levantarse y escurrir el agua con el mocho de la fregona. En esos momentos es cuando su libertad cruzo la línea roja.

La educación que se le debe mostrar a los niños sobre el ahorro del agua y la lección practica de Don Sebastián deja mucho que desear, aun mas, si vivimos en un zona seca.

¡Padres que tenéis hijos! Llenad los globos de agua para que vengan otros detrás con la fregona... y que siga la fiesta.

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