Un espectáculo al más puro estilo inglés. Lo mejor, los sketchs de Mr. Bean y James Bond.
Muy militarizado el izado de la bandera olímpica, propio de los atletas, y muchas referencias al lo que se avecina. Mensajes de buena voluntad sobre la paz y a la unión de los pueblos, para desviar la atención. Mensajes subliminales sobre la élite y el esclavismo, la muerte y sumisión. Y una nota final sobre la libertad femenina en los países árabes orquestada por el presidente del COI.
Por cierto, ya supimos para qué eran las camillas de hospital. Era lógico pensar que en la ceremonia no ocurriría nada, puesto que el estadio estaba lleno de personalidades, sobretodo de ellos. Habrá que esperar y seguir los acontencimientos. Lóndres no se ha blindado en vano.
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