De vez en cuando entro a la cocina de un restaurante, veo con sorpresa que no hay cartones en el suelo para no resbalarse por las salpicaduras de aceite y todos los utensilios, sartenes, cuchillos ollas... están ordenados y en su sitio. Algo ha cambiado, observo a mi alrededor y veo a un nuevo jefe de cocina. El nuevo y el último en incorporarse a la cocina, es el que da las ordenes, no es fácil de digerir por los que ya tienen solera pero es el que manda.
El dueño del restaurante lo ha puesto al frente de la cocina y tiene claro que si tiene que despedir a alguien no será por orden de antigüedad sino de eficacia. El nuevo sabe organizar el trabajo, tiene en mente todos los menú y su orden de salida y le comenta a los camareros lo que tienen que vender, hoy ternera y mañana emperador y el que haga la anchoa se ira a la calle.
El mando esta mal visto en España por los recuerdos del pasado y la educación recibida en estos treinta años donde los profesores no se han hecho valer, la autoridad tiene mala prensa en la sociedad española y peor en la docencia. El mando esta mal visto y no se quita de encima el San Benito de gilipollas. Pero si queremos que la cosa funcione debe haber iluminados y palos para hacer las antorchas, en la cabeza es donde esta la luz.
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