NI UNA PALABRA SOBRE LA GUERRA.

Llevamos tres semanas de guerra contra Libia, e independientemente de lo justa o injusta que pueda resultar, lo que sorprende es la nula información que la ministra de defensa ofrece a los ciudadanos.

Se le llenaba la boca reclamando que la OTAN interviniera en el conflicto iniciado por Francia, incluso visceralmente. Pero como ha resultado ser que la guerra no ha convencido, que se ha consignado el no derrocamiento de Gadafi y mucho menos su muerte, pues lo mejor es no hablar. No comentar el gasto tan innecesario que soportamos, que los titiriteros de la ceja estén ausentes y que Europa vea cada día más fracasos bélicos de una coalición desorganizada.

Y no habla la señora ministra por que no le interesa que la vean como una instigadora que frente a Irak, guerra en la que España no participaba, se mostraba tajantemente en contra y que ahora, según ella, está justificada la intervención.

Cuidadin, que a mí no se me cuestiona

Los medios internacionales han revelado que los intereses franceses derivan hacia el petróleo, vaya, me  resulta familiar este concepto, una intervención militar contra una dictadura islámica genocida por el petróleo...¿antes no y ahora sí?... la alianza protege aquellas ciudades que tienen el oro negro y no la totalidad del territorio. Por eso Gadafi avanza y reconquista terreno. También estos mismos medios, han publicado el coste desorbitado de esta pantomima. Una guerra que nada beneficia a la alianza y que con una crisis galopante cuestiona el sentido común de los gobiernos occidentales.

La Zarkosilla nos está costando muy cara, mantener a los cuatro aviones, la fragata y el submarino, más el riesgo de una complejidad del conflicto arriesgando nuestra integridad como nación, poder sufrir atentados terroristas islámicos, ahora sí y no el 11M, es sin duda descabellado. Por eso la señora ministra está más ocupada en comprarse bolsos con nuestras perras, y poner cara de mula Francis para la foto de "a ver si me eligen presidenta" que la labor de informar de los partes de guerra, una guerra cada día más cuestionada e innecesaria.